EL CAMELLO
(Auto de los Reyes Magos)
Gloria Fuertes
El camello se pinchó
con un cardo del camino
y el mecánico Melchor
le dio vino.
Baltasar
fue a repostar
más allá del quinto pino...
e intranquilo el gran Melchor
consultaba su 'Longinos'.
- ¡No llegamos,
no llegamos y el Santo Parto ha venido!
-son las doce y tres minutos
y tres Reyes se han perdido-.
El camello cojeando
más medio muerto que vivo
va espeluchando su felpa
entre los troncos de olivos.
Acercándose a Gaspar
Melchor le dijo al oído:
- Vaya birria de camello
que en Oriente te han vendido.
A la entrada de Belén
al camello le dio hipo.
¡Ay qué tristeza tan grande
en su belfo y en su tipo!
Se iba cayendo la mirra
a lo largo del camino,
Baltasar lleva los cofres,
Melchor empuja al bicho.
Y a las tantas ya del alba
-ya cantaban pajarillos-
los tres Reyes se quedaron
boquiabiertos e indecisos,
oyendo hablar como a un Hombre
a un Niño recién nacido.
- No quiero oro ni incienso
ni esos tesoros tan fríos,
quiero al camello, le quiero.
Le quiero -repitió el Niño.
A pie vuelven los tres Reyes
cabizbajos y afligidos.
Mientras el camello echado
le hace cosquillas al Niño.
Incluido en Obras incompletas. Madrid, editorial Cátedra, 1978. Colección Letras Hispánicas.
Gloria Fuertes y su particular recreación poética de la adoración de los Reyes Magos
Como cabía esperar de Gloria Fuertes, refleja un humorismo lleno de gracia y ternura que recorre sus ingenuos versos, de grata musicalidad; un humorismo que mueve a la risa sana, y a través del cual tenemos una nueva imagen del camello del Rey Melchor -una birria de bicho comprada en Oriente-; que se queda cojo porque se pincha en el camino con un cardo; que lleva el pelo alborotado -va espeluchando su felpa- <1> y avanza malamente gracias a los empujones de Melchor; que entra en Belén con una crisis de hipo..., ¡y que se queda con el Niño haciéndole cosquillas!; un Niño que prefiere la compañía del camello -cojo, despeluchado y con hipo- a los presentes que los Reyes le traen -esos tesoros tan fríos-. Nada de particular tiene, en este contexto, que los tres Reyes tengan que regresar a Oriente a pie y, por tanto, cabizbajos y afligidos <2>. El portal de Belén se anima, así, con una nueva y entrañable figura, salida de la imaginación poética de una escritora consciente de la función lúdica que la poesía está llamada a cumplir.
NOTAS
<1> La escritora emplea espeluchar por despeluchar -la RAE prefiere la variante formal despeluzar-: descomponer, desordenar el pelo de la cabeza, de la felpa, etc.
<2> El clima cómico del texto no es obstáculo para que Gloria Fuertes recoja algunos aspectos del carácter divino de la figura del Niño: los tres Reyes se quedaron / boquiabiertos e indecisos, / oyendo hablar como a un Hombre / a un Niño recién nacido. (La letra inicial mayúscula de las palabras Hombre y Niño son muy reveladoras del respeto de Gloria Fuertes hacia la figura del Salvador)